Entrar apurada, con mucha gente haciendo fila, yo entro sin problema, la gente te mira, te señala, me encuentro con mis amigas ahí adentro, nos llaman a los camerinos. Ropa, maquillaje, listos. Elongación, lista. Viene la profesora gritando al escenario, pre calentamiento detrás del telón. A las bambalinas. Las luces comienzan a bajar hasta que llegan a apagarse en todo el teatro. El telón se abrió.
Y comienza la función.
I wanna be ready. En posiciones, temblando, con mil pensamientos en la cabeza, que impiden recordar la coreografía, mirar hacia el público y ver la inmensa cantidad de gente que hay, respirar hondo y comienza la música. Termina.
Correr hacia el camerino, cambiarse, subir a alentar a tus amigas, esperar tu turno de bailar. Por fin me toca. Delante de toda la gente parada en el centro del escenario, pensando, que cantidad de gente viene a vernos. Con orgullo, pasar rápidamente a la otra coreografía. Con mucho orgullo terminar. Bajar al camerino nuevamente, cambiarse nuevamente, y esperar por última vez, la cuarta coreografía. En posiciones, a bailar.
Llega el final, lágrimas por todos lados, miles de personas aplaudiéndote, cara de emoción, abrazos, y felicidad. Orgullo por mi gran logro.
Miré al público y pensé, esta es mi primera subida a un escenario, y tanta gente vino a verme a mi y mis amigas, tantos amigos apoyándome en el momento mas importante de mi vida, viendo como disfruto hacer lo que mas amo, bailar. Lágrimas que caen, gritos, aplausos, silbidos, risas, nombres, gritos de aliento, ¿cómo reaccionar ante ellos?.
Es el sentimiento mas hermoso que se pueda sentir, vivir un sueño y que las personas mas importantes en tu vida, te acompañen en el.
Por fin llegué a un escenario, pensé que había que esperar hasta la próxima presentación, tras bambalinas nos dicen: ¡Nos vamos para arriba, el miércoles al obelisco! Las lágrimas no dejaban de caer, el orgullo, la felicidad, todos los buenos sentimientos alterados por el momento. Al final se suspendió y se pasó la fecha, pero dentro de muy poco, me verá mas gente de la que imaginé, mucha mas gente de la que se pueda esperar, en la capital de mi país, frente a tanta gente, haciendo lo que mas me gusta.
Gracias Dios. No hay mas que decirle gracias, porque si no fuera porque confié y se que el confía en mi, no habría llegado a donde llegue.
FELICIDAD
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